Estamos haciendo un largo viaje a lo largo del tiempo, más allá de lo que hemos imaginado, una gran labor de los mejores ingenieros que decidieron instruirnos y crear un maravilloso cohete que nos ha dejado viajar a lo largo de las galaxias; una de las primeras misiones fue viajar a cualquier otro planeta habitado,donde conocimos a kirk, que en su pasado, nos contó que tuvo alucinaciones con otra chica y que partiría en su búsqueda, pero al parecer tenia una profecía y al parecer estaba destinado a morir. En el regreso de otro viaje,con un largo tiempo por gastar uno de nosotros tomo su guitarra,improvisando así una canción y la otra, empezó a cantar conformando así una canción sobre el bello paisaje de las galaxias y sus secretos. Estuvimos en aquella nave muchísimo tiempo días y noches pensando en lo que llegaríamos a descubrir en un mañana ,casi llegamos a rendirnos a creer que todos nuestros esfuerzos fueron en vano ,hasta que una tarde nos encontramos con Ruby una alienigena que con sus duros discursos ,nos animo para seguir y no caer en el agujero negro de la ignorancia y la mediocridad. También hubieron diversos factores que nos ayudaron a superar esa dura nave uno de ellos fue la confianza en nuestro pequeño grupo hubieron sabias palabras entre nosotros mismos que no nos hicieron rendirnos en ninguna circunstancia estoy agradecido en estar contribuyendo en dicho grupo de pequeños astronautas que vieron la posibilidad de viajar mas allá de las estrellas Ruby que fue la que nos llego a encaminar siendo en distintas facetas algo belicosas en su gran mayoría pero llenos de amor y ternura lo único que puedo decir es gracias por todo.
COSMOLOGISMO
martes, 14 de noviembre de 2017
lunes, 4 de septiembre de 2017
viernes, 25 de agosto de 2017
viernes, 31 de marzo de 2017
KIRK/CUENTO
Nuestra historia comienza con un hombre muy viejo, su pelo
blanco como la nieve por sus años de experiencia, y sus ojos estaban
adormecidos de tantas fuerzas gastadas; a quien a su lado se encontraba un
joven, era su nieto, Kirk Demsy, un chico con ojos llenos de vida y una sonrisa
que alegraba a cualquiera que los viese.
- Joven, ven acá- exclamó el viejo con una sonrisa en su
cara- ven que te quiero contar una historia- a lo cual el joven, sin pensarlo
dos veces corrió hacia él- quisiera contarte acerca de la creación de nuestro
mundo, empezó con la aparición de un ser místico, del cual no se sabe de dónde
vino ni a donde fue, pero contaba con un gran poder, el poder crear desde la
nada, objetos y cosas con el simple uso de los cuatro elementos que tú y yo
conocemos en la naturaleza, los cuales eran alfa, beta, omega y theta, los
cuales al jugar con ellos, logró crear la bondad y la maldad en partes iguales,
siendo reflejados desde sus inicios en la naturaleza, como en los seres que lo
habitan, pero por sobre ellas, creó a un par de seres cuya inteligencia lograba
razonar acerca de temas tan cotidianos como complejos, toma de decisiones, el
confiar, pero junto a ello, también había una maldad innata que crecía con el
paso de los años, y decidió aquel ser dividirlos en dos mundos, cada una tan
distante de la otra como lo eran sus pensamientos y creencias.
-Wow abuelo, y ¿conoces mas de aquellos mundos?
-Claro hijo, uno de esos planetas era Pobs, muy similar al
nuestro, en la cual habitaba una civilización pacífica, analítica y con ansias
de conocimiento, por medio de estudios a profundidad acerca de aquellas
cuestiones que les inquietaba, y ayudándose de la experiencia que adquirían a
lo largo de las épocas; un dato algo raro es que, al igual que aquí, sus plantas
trepaban a lo largo de las paredes de las cabañas, que se encontraban en unos
claros de bosques llenos de robles imponentes.
-Abuelo, ¿y qué hay de aquel otro mundo?
-Bueno hijo, creo que jamás me había hecho aquella pregunta,
pero quisiera estar en vida si supiéramos que aquello es más que un cuento,
pero mira hijo- exclamó exaltado al tomar su periódico- no recordaba esta
fecha, ya es próximo tu cumpleaños, te digo de una vez que felicitaciones
porque ya cumplirás tus 9 años, hoy es ya el 6 de Marzo, y pensar que naciste
en 2039, ¡que rápido se pasa el tiempo! y más para un canoso como yo- dijo
mofándose un poco de su ya adelantada edad.
-Abuelo, agradezco que me felicites desde ya y sabes que me
gusta oírte, pero ya me tengo que ir, cuídate- le contestó con una bondadosa
sonrisa.
-Que te vaya bien hijo- le dijo mientras le giñaba el ojo
entregándole algo de dinero en su mano, como la mayoría de veces que lo hacía
cuando el joven le visitaba.
Kirk era un chico de clase media, vestía como muchos de los
que vivían en las cercanías a él, una capucha que le llegaba a cubrir sus ojos
color miel, y parte de su perfilada nariz, una túnica la cuál alcanzaba hasta
la punta de sus finas manos, y en su parte inferior le llegaba hasta su
canilla; no gozaba de gran privilegio, pero sí de una vida en la que aprendió
de la bondad y de la maldad del mundo, ¿o de los mundos?
Al pasar unos cuantos
años, Kirk ya había crecido convirtiéndose en un adolecente, superando
sus dificultades sin problema. Un día, se encontraba en medio de unas escaleras
de madera que se encontraban al lado de su, algo maltratada cabaña; estaba
sentado dibujando una creatura algo peculiar, poseía una cabeza de león, sus
patas no eran iguales, las traseras eran de algún felino, pero las delanteras
eran de un gran águila, también tenía unas majestuosas e imponentes alas
blancas y ligeras como el viento, procedió a marcar su obra con su firma y
fecha, 21 de Julio de 2054; y de repente se percató de una mirada que provenía
de atrás suyo, algo cálida que le causó una sensación terrorífica pero un raro
placer, y al momento de girar, su mente perdió la noción de lo que ocurría en
todo su contexto, el impacto que tuvo al ver fue tan fuerte que decidió ir tras
eso, sin embargo aquella cosa se alejaba hacia el bosque que se encontraba a
una no muy larga distancia de allí, paulatinamente empezó a acelerar su paso
mientras aquella cosa también lo hacía, tenía la figura de una persona pero en
modo de espectro, ya entrados en el bosque, la sombra cruzaba con gran agilidad
y destreza a través de los grandes robles que allí se encontraban, mientras que
Kirk se estrellaba y golpeaba constantemente contra ellos, sin embargo, no
quiso detenerse debido a que no quería perder aquello de vista, y al momento de
estar a unos cuantos pasos de la sombra, se percató de que se trataba de una
chica, que, pese a que solo se veía como una visión oscura, notó que su cabello
era liso y se movía al compás de sus acelerados pasos, ondulándose al correr,
sus curvas eran pronunciadas, y poco más pudo captar hasta subir su mirada, su
cara era perfilada, una nariz tenue y muy suave en sus líneas, pero al subir
aún más su mirada para apreciar sus ojos, tropezó tortuosamente con la raíz de
un árbol, golpeando su cabeza contra una roca musgosa de gran tamaño, quedando
tirado en el césped mientras en su cabeza todo daba vueltas y vueltas, para que
en poco tiempo todo quedara en blanco en su mente y se mantuviera inconsciente.
Pasaron varias horas inmóvil como si de un cadáver se
tratase, o de una débil hoja en pleno otoño, inmovilizando la ruta de una joven
samaritana que cruzaba aquella ruta a altas horas de la tarde, mientras el sol
se ponía en el fondo del bosque, quiso ayudarle dándole primeros auxilios o
algo así para despertarlo pero ella procedió a tomar su pulso y vio que se
encontraba normal, por lo que decidió llevárselo a su cabaña, el camino, pese a
que era relativamente corto, se torno largo y cansador debido a que tuvo que
llevarlo arrastrado por su corpulenta compostura.
Cuando al fin lograron llegar, miró la gravedad de sus
heridas pero no se alarmó, solo había un par de moretones causados por los
constantes choques que tuvo contra los árboles y a un costado de su cara había
un hilo de sangre azul que limpió y luego colocó un par de hojas de timposo, la
cuál era una planta que gozaba de una alta popularidad debido a que tiene
grandes poderes curativos, además era común encontrarlas como enredaderas
alrededor de las casas, pudiendo incluso llegar a encontrarse en los techos de
las cabañas.
Cuando al fin despertó el joven, se sintió algo cansado,
pero sin molestia en su cuerpo, como si todo lo que hubiera pasado hubiese sido
solo una pesadilla mezclada por un maravilloso sueño; desconcertado, miró a su
alrededor, había una caldera con unas cuantas hierbas en agua, liberando un muy
agradable aroma llenando así todo el lugar, quiso revisar un poco su cuerpo y
ver qué tal se encontraba, palpó su cuerpo y vio que contaba con un par de
moretones a los cuales no les prestó mucha importancia, luego palpó su frente y
sintió que habían un par de hojas puestas allí pero quiso dejarlas puestas en
su lugar, luego al recuperar un poco mas su conciencia, recordó con cierto
encanto aquellas curvas que moldeaban a la sombra y se recostó un poco con cara
casi de un adolecente enamorado por primera vez.
Posicionó una de sus manos junto a las hojas y procedió a
levantarse, lo logró tortuosamente debido a que su cuerpo aún se encontraba con
un gran cansancio, se puso de pie y caminando con tambaleos de un lado a otro
logró llegar a la cocina, la cual le antojó un poco grande pero llena casi en
su totalidad de estanterías con especias, cuando vio a una chica de espalda,
casi de su edad, algo mayor como de unos 19 o 20, sus cabellos eran un juego de
un rojo carmesí y el imponente naranja de un atardecer colgando juntos de su
cabeza, llegando a sus caderas que poseían tal precisión en sus ángulos que
parecían que todo estaba justo en su lugar para formar una majestuosa
escultura.
-Hola- dijo ella sin dirigirle la mirada.
- Ho… hola- le respondió con algo de timidez, algo exaltado
y a la vez confuso- ¿Quién eres?
-Oh, no te preocupes, no te haré daño si es en lo que estas
pensando, yo fui quien te trajo hasta aquí.
-¿Traerme? ¿Luego en donde me encontraba?
-En un ligero claro en lo profundo del bosque, te
encontrabas desmayado e inconsciente, intenté llamar por ayuda pero no se
hallaba nadie cercano en aquel lugar, así que quise traerte a esta, mi pequeña
morada, y dime, ¿Qué hacía en lugares tan aislados de todos?
-Yo…- se colocó algo pensativo intentando buscar alguna
excusa válida, pero en medio de su meditación le interrumpió la chica.
-Oh, disculpa, que pregunta la mía, si quieres puedes ir al
cuarto a esperarme, en un rato te llevaré algo de comer, te ves cansado.
Sin titubear giró lentamente con rumbo a la cama,
recostándose cual pluma en el suelo, quedando boca arriba dejando únicamente
espacio para ver el techo, por el cual se lograba escapar un rayo de luz de
luna y se puso a pensar en la identidad de aquella “chica sombra”, aquel
espectro de belleza sombría. No la podía recordar con total claridad pero la
sensación de deseo que tenía hacia a ella le incitaba a recordarla aún más.
-Mira- dijo la chica al entrar- espero te guste, es mi
especialidad- usando un ademan de chef- es una especie de caldo con la cuál
recobrarás todas tus fuerzas en un instante.
-Oh, mil gracias.
Al levantar su mirada que estaba perdida, se encontró con un
par de ojos que eran como unos luceros, o no, mejor como un par de estrellas
que alumbraban desde el firmamento en una hermosa noche clara y estrellada, su
nariz era respingada, sus labios, eran finos con un tono de rojo encendido,
quedando por un instante aturdido por su gran belleza.
-¿Qué tanto me estas mirando?- preguntó ella con un gesto
pícaro en su mirada.
-¿Yo?, disculpa, es difícil no hacerlo sabiendo que eres la
persona que me socorrió y que ahora se encuentra alimentándome.
-No, no fue nada- dijo sonrojándose con una sonrisa en su
cara, mientras posaba el plato sobre la pequeña mesa que estaba a su lado,
saliendo del cuarto detenidamente.
El chico quedó pensativo acerca de aquella chica, pero no le
tomó demasiada atención y se tomó calmadamente aquel caldo que tenía un aroma
delicioso.
Al oscurecer, le dijo a la chica que saldría, a lo cual
aceptó y le dijo que le estaría esperando adentro, al salir, se dirigió hacia
una pequeña colina adyacente a aquel lugar, reposándose en el suelo y
observando la maravillosa bóveda celeste que le cubría como una manta y le
arrullaba como una madre a su hijo; recordó aquellas historias que le contaba
su abuelo acerca de su creación, acerca del origen de su universo,
cuestionándose la existencia de un mundo ajeno al suyo, viendo la posibilidad
de que la energía bondadosa y la maliciosa, ocuparan un mismo espacio en el
enorme mar de aquel infinito techo oscuro salpicado por luces y un enorme foco
en su centro, y si, la afirmación de ambas cantidades de energía era cierta, en
qué lugar se hallaba concentrada tal cantidad de malevolencia, a lo cual, Kirk,
decide ir en la búsqueda de aquel lugar más allá de su mundo.
Volvió a la casa y le contó aquella emocionante aventura en
la que se iba a embarcar el chico a lo cual le contesta que sinceramente se
encuentra fuera de sus cabales, y hasta culpó a su sopa diciendo que no sólo le
había regresado su conciencia, sino que además le había puesto un par de alas
para volar.
Luego de un par de días quedándose hospedado en la cabaña de
la chica, le pidió que le llevase hacia el pueblo, a lo cual aceptó; el camino
era largo y algo tedioso, y al llegar a un pequeño claro recordó a la chica
sombra ruborizando sus mejillas.
-Ja, te encontré cerca de aquí.
-¿Cómo me encontraba?
-Igual que como duermes- dijo mientras dejaba escapar una
pequeña risa de su boca.
-Ja, no te creo, y por cierto, ¿Cómo te llamas?
-Me llamo Sirup, Sirup Berry, y es raro, que conozcamos
hasta ahora nuestros nombre, ¿no lo crees?, y por cierto, ¿cuál es tu nombre?
-Yo soy Kirk, Kirk Demsy.
-Wow, lindo nombre, y mira- señaló hacia al frente apuntando
a unas casas- ya casi llegamos.
Apresuraron su paso y llegaron en poco menos de lo que
esperaran, tuvieron una pequeña charla pero intentaron no alargarla mucho para
que la despedida fuera menos dolorosa a pesar de ser un hasta pronto, tomando
distintos caminos luego de ello.
Pasó un par de años, y Kirk empezó su carrera de universidad
en astronomía, en aquel lugar se iniciaban aquellos estudios adelantados a una
“temprana edad”, ya que le fascinaba todo lo que tenía que ver con los astros,
con la física de los planetas, pero su verdadero fin, era poder encontrar el
lugar de toda la cantidad de maldad.
Un día mientras caminaba en el patio de la universidad se
chocó contra un chico que corría hacia las clases de física, cayendo en el
acto, sin embargo, nadie les vio ya que ambos iban con mucho retraso a tomar
sus clases. Se levantaron y tomaron nuevamente sus rumbos.
Luego, al estar ya fuera de clases ambos se encuentran.
-Hola, discúlpame por lo que ocurrió hace poco- le dijo el
chico
-Oh, no fue nada, por cierto, ¿quisieras acompañarme a tomar
un café? Como compensación por la llegada aún mas tarde.
-Está bien, después de todo no he de hacer mucho el día de
hoy.
Ambos tomaron rumbo hacia un pequeño café que se encontraba
a un par de cuadras detrás de la universidad, por el camino charlaron acerca de
todos sus gustos, concluyendo en que ambos tenían cierta historia la cual les
hizo tomar aprecio a las carreras que habían escogido para estudiar, llegaron
al café y discutieron acerca de sus
planes a futuro, y la del chico que, por cierto se llama Santiago, era estudiar
un cuerpo celeste aparte del que se encontraban ya que no había nada nuevo que
descubrir ya, casi todos los ámbitos que pudieran ser tocados y estudiados a
profundidad, ya los habían tomado y usado dejando muy poco a la imaginación y a
la creatividad del chico y al momento de que Kirk le contase la suya, ambos se
propusieron a encontrar el rastro de vida, o al menos poder viajar a cualquier
otro lugar de la galaxia con tal de hacer contacto por parte de Kirk a otra
civilización polarizada con la suya, y la de Santiago poder estudiar las
propiedades físicas de aquel lugar, la fuerza gravitatoria, cargar polares,
etc.
Se decidieron a esforzarse mucho, sin embargo Santiago tuvo
que dejar las clases por unos inconvenientes extracurriculares, en los cuales
no le podía ayudar, sin embargo, pese a que era un amigo con el cual llevaba
poco tiempo conociéndolo, sabía que en algún futuro, este le iba a ayudar a lograr
su meta y que sería como alguien de su familia.
Ya en su cuarto semestre de haber cursado en sus estudios
acerca de astronomía, una impactante noticia le hizo cambiar su motivo
existencia.
Se encontraba en su casa muy cómodo, pensando acerca de cuestiones
de la vida, como en qué le diría a aquellos seres distópicos o el cómo podría
actuar frente a ellos, aunque pensándolo bien, los imaginaba como seres de un
aspecto casi que de una película de miedo, corpulentos y sin cerebro, o como
fieras con ansias de sangre, y de un momento a otro alguien llegó y tocó a su
puerta.
-toc toc, se encuentra allí el señor Demsy?- dijo una voz
algo alarmada y fatigada.
Se levantó y abrió la puerta- diga- al abrir la puerta se
fijo que era una mujer con traje oscuro y con gesto decaído.
-Por favor, quiero que esto no le incomode pero tenemos
algo… importante que decirle.
-No se preocupe, ¿Qué es aquello de lo que quiere
informarme?
-Trata acerca de un familiar allegado a usted.
-¿A quién refiere?- preguntó con gesto de asombro y una
mirada perdida.
-Es… es su abuelo, lo sabes, ya estaba algo maltratado por
su larga vida y sus horas sobre este mundo se han… terminado.
-¿Quiere decir que falleció?- mientras su cara se tornaba
pálida y asustada.
-Sí señor, le esperamos para que vaya a la laguna cercana a
aquí, ya conoces nuestro modo de despedida de los difuntos.
-Estaré allí- cerró la puerta y se sentó en el sofá de su
sala
Se puso a pensar, en que lo que en aquel momento estudiaba
era por él, y era irónico que, a solo un par de meses de su cumpleaños, cerca
de la fecha de la que hace tanto le había dado un par de propulsores para
crecer su imaginación, hubiese terminado allí la vida de aquel ser que más
añoraba en el mundo, que por él, quería llegar a hacer grandes cosas y por el
que suplicaba para que su vida continuara y viera crecer a su nieto en el campo
de las estrellas y los planetas, pero no fue así.
Ya entrada la noche fue a la despedida de un ser que en su
cultura, se hacía poniendo el cuerpo sobre una barca del tamaño del mismo, se
besaba la frente como muestra de un haber sido un ser querido y se ponía una
moneda en su boca como muestra de un vida prospera, se llenaba con paja el
cuerpo y se le encendía fuego para que no hubiesen rastro alguno de él en un
futuro.
Hicieron cada una de las cosas que dictaban, y luego
procedieron a empujar la barca hacia el centro de la laguna, y despidiéndose
todos con un gesto de felicidad, ya que su vista sobre la muerte era que había
dejado sus enseñanzas en los demás y su objetivo había sido cumplido.
Al volver a su casa sintió contento ya que su causa
principal era él, por lo que decidió que sería él, quien encontrase la distopía
como siempre lo ha querido, sin embargo sintió un gran vació en su ser, debido
a que era el familiar más allegado que tenía hasta el momento y le dolía su
pérdida, aunque no tardó mucho en darse cuenta que en algún lugar en el tiempo,
le estaría escribiendo cartas a su niño interior.
sábado, 18 de marzo de 2017
KIRK DEMSY/ CUENTO
Nuestra historia comienza con un hombre muy viejo, su pelo blanco como la nieve y sus ojos adormecidos de tantos años de experiencia; quien a su lado, estaba su joven nieto, Kirk Demsy, un chico con ojos llenos de vida y una sonrisa que alegraba a cualquiera que la veía.
-Joven, ven acá- exclamó el viejo con una sonrisa en su cara- ven y te cuento una pequeña historia- a lo cual, el joven, sin pensarlo 2 veces corrió hacia él.
Te contaré la historia de la creación de nuestro mundo, el origen de los seres que habitan aquí según mis antepasados, al acabar la historia el joven empezó a mostrar un mayor interés sobre el cosmos y sus orígenes, poco a poco el joven fue creciendo y con él, una gran cantidad de estudios sobre el universo y sus distintas características; el joven al alcanzar una edad madura lanza una carta al profundo y denso mar del espacio, en su la carta contenía algo de información sobre su planeta; el chico al lanzar la carta, lo hace con la esperanza de que otro ser desconocido la encontrara y viniera a por ellos.
Al cabo del tiempo, la encuentra un hombre con una gran armadura blanca y armas dignas de cualquier soldado, era perteneciente a un planeta con una civilización muy belicosa, el hombre sin dudarlo, fue a llevar la carta ante su reina, una joven morena muy bella y ambiciosa llamada Adelaidae. Ella al leerla, manda a recolectar especímenes de aquel planeta para poder investigar su comportamiento y su anatomía, manteniéndolos encerrados como animales.
Luego de una ferviente batalla en aquel planeta para poder llevarse a unos de sus habitantes, lograron capturar a un par, y entre ellos, a nuestro Kirk. A llegar, los encierran en un cuarto con forma hexagonal, donde en cada habitación había uno de los capturados, a los cuales les daban de comer, un tiempo para hacer lo que quisieran, y una inspección diaria, pero aquellas inspecciones eran torturadoras para cualquiera que se le hiciera, se encontraba una gran biblioteca muy antigua y desorganizada, como si alguien hubiese estado antes que ellos. Empiezan a requisarla y de pura casualidad al cabo de un rato, como si de suerte o destino se tratara, encuentran un túnel cavado hace muchos años al cual dirigía a un viejo refugio, donde habían muchísimas especies no descubiertas, con figura humanoide, las cuales les ofrecieron un refugio y alimentación. Luego de un tiempo, las distintas especies se hicieron muy unidas por un mismo fin, acabar con el experimento de Adelaidae.
Mucho tiempo después lograron reunir tropas y armamento necesario para atacar y poder quitarle el poder a la princesa. Se preparan el joven y su ejército, formando una estrategia de ataque, iniciando por infiltrarse por los túneles del castillo por medio de unos taladros mecanizados que lograron robar, al paso de unas horas casi infinitas, él y su ejército se logran infiltrar, cuando de pronto empiezan a atacar al ejercito de la princesa, la gente se queda peleando, se oyen gritos de desesperación a la distancia, el joven se ve cara a cara con la princesa, a la cual lanza el primer espadazo, que ella logra esquivar con gran habilidad y logra asestarle una estocada al joven chico, en ese momento se escucha un grito de desesperación; habían perdido la batalla, todo en ese momento se puso en negro pero se escuchó una voz que, muy chillona y con fuerza delicadeza: “Esto era lo que buscabas”. Cayendo en el acto, creando un charco de sangre purpura en la escena mientras la princesa se regocijaba de su primer asesinato, el cuál no sería el último.
COSMOLOGISMO
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